viernes, 28 de marzo de 2008

Elogio de la acción

Muchas de las nuevas corrientes de Recursos Humanos trabajan la Ontología del Lenguaje y le dan una especial importancia al cuidado de la palabra y de la escucha. Trabajan desde la optica del emisor - receptor, que busca la comunicación limpia y sin interferencias, y que cuida por tanto la expresión y las emociones que rodean a cada uno de estos actos comunicativos. La inteligencia emocional en el mismo nivel de trabajo nos ha decubierto la importanica de la asertividad, de la tenacidad, del control de las emociones, ...

Todo esto es correcto, me apresuro a decir, porque el error hermeneútico de la comunicación es pensar que las palabras son objetivas, que son paquetes de información limpios que llegan o no llegan al receptor. Pero la realidad es que las palabras no son sino impulsos, ondas de sonido, que mueven lo que ya tenemos dentro de nuestra cabeza. De ahí que a veces no sea importante lo que se dice o como se dice, sino lo que nuestro interlocutor elabora dentro. Por eso es importante controlar la emoción, escuchar activamente, que no es otra cosa que preguntar y preguntar.
Todo eso está muy bien pero ... en el nivel colectivo no funciona. O mejor dicho funciona pero no con el simple cambio de escala.
Las personas en las organizaciones representan un complejidad excesiva para tratarla individualmente. Aunque el problema no es de número sino de otra natrualeza. Las personas son complejas porque se comportan de forma diferente a lo largo del día, de forma distinta cada día, juegan diferentes roles, y responden a las acciones de los demás, a veces responden a las no-acciones y siempre atribuyen intenciones. Si no tienen datos para atribuirlas a una causa, se la imaginan. Difícilmente se puede manejar algo tan complejo individuo a individuo. Las unidades, las personas, constituyen un todo, la organización, donde la individualidad se conecta construyendo un ente diferente que no es suma de individuos. Es un ello un IT que tiene vida propia.

Por esta razón, las organizaciones no se mueven por palabras que mueven a los individuos, se mueven por acciones. El coaching que sirve para individuos deja mucho que desear en la comunicación organizativa.

En "The knowing doing gap", un libro muy interesante, se enfatiza la idea de que el éxito de una organización no se logra gestionando individuos. Lo que sucede en esta gestión de las unidades es que casi sin quererlo, pero sin remedio, se fomenta una destructiva e ineficaz competencia interna. Si apaciguas a un individuo otro se quejará, las comparaciones son más importanes que los hechos. Las personas están demasiado acostumbradas a reacionar con posiciones mentales y emocionales, la mayoría de las veces en forma de oposición. Oponerse ( oponer es lo contrario de proponer ) es intelectualmente el segundo acto intelectual en valoración social, el primero es proponer. Pero oponer es mucho más barato, sale gratis. Solo un contexto que resccate y proteja la innovación permitirá innovar.

Por esta razón una organización solo puede innovar si tiene una organización innovadora. Parece de perogrullo, pero es lo mismo que decir que un buen hospital no depende tanto de la pericia de sus médicos como de su organización.